El contexto histórico de Bogotá surge a
partir de unas dinámicas que se ven presentes en el territorio colombiano,
todas las actividades que se van desarrollando en el siglo XIX fueron
influenciadas por la disputa del poder político entre liberales y conservadores,
los cuales apuestan por un modelo de país distinto. Por una parte está el
modelo liberal de educación que aboga por una separación de la iglesia en todos
los asuntos del Estado, este partido político quería que el Estado se ocupara
de proveer la educación e imponer el idioma francés e inglés en vez del latín
en las aulas de clase, e influenciado por las ideas de la ilustración buscaba
hacer hincapié en el método científico. Por otra parte los conservadores
buscaban preservar el statu quo imperante, apoyando las formas tradicionales de
educación, en donde la iglesia proveía la educación en incluía en su cátedra
clases de religión, esto con el fin de apaciguar a los siervos. Para 1886 en
Colombia se aprueba una nueva constitución de tinte conservador en donde la educación
fue un tema ampliamente tratado. En su
totalidad, ésta debía organizarse de acuerdo con las
normas de la religión católica, la cual se impuso, además, como asignatura
obligatoria en todos los centros educativos. Se concedió a la Iglesia el
derecho de inspeccionar los textos y al arzobispo determinar cuáles se ceñían
al dogma y podían utilizarse. En estas circunstancias, el arzobispo de Bogotá
pasó a ser la persona que designaba los libros que servían para la religión y
la moral en las universidades. Además, el gobierno impidió que, en todos los
campos de instrucción, se propagaran ideas contrarias al dogma católico y al
respeto y veneración debidos a la Iglesia. Para esta época el sujeto educado
consistía en las elites, en los ciudadanos hombres que poseían los medios
económicos para poder ir a estudiar en vez de tener la necesidad de trabajar
para ayudar con el sustento familia. La participación de la mujer en la
educación fue muy limitada hasta finales del siglo XIX, donde se crearon
colegios como la enseñanza y la presentación
que hicieron posible que niñas entraran al sistema educativo. Aunque la
proporción de niñas era un 1/3 del total de los niños educados, este espacio
fue fundamental para que el sujeto educado se ampliara a mujeres con recursos
económicos, sin embargo la educación estaba orientada a labores manuales de uso práctico (tejer y en general el rol de
la mujer en el hogar).
Este
fue el modelo preponderante durante finales del siglo XIX y principios del
siglo XX, no obstante a mediados del siglo XX la educación se transforma con la
entrada de la república liberal y su proyecto de modernización de la educación
(1930-1946). A nivel de las relaciones Estado-Iglesia el proyecto propuso la
renegociación de los términos del
Concordato, con el objeto de recuperar para
la esfera del Estado, ciertas órbitas de lo social dentro de las que se encontraba
la educación. Las limitaciones del concordato impidieron que la educación
pasara de las manos de la Iglesia al estado, a pesar de esto, la reforma
asignó al Estado la inspección y vigilancia
de la educación, al tiempo que declaró la
libertad de cultos y de conciencia, lo cual
es un indicio que señala la tendencia a delimitar
las órbitas de lo civil y religioso en el
terreno social y educativo. La educación en Bogotá para los sectores más
deprimidos estuvo basada en la Campaña de Cultura Aldeana que inició en 1934
bajo el ministerio de Luis López de Mesa y constituyó un intento ambicioso en
sus planteamientos, limitado en recursos materiales, y efímero en su duración.
Esta campaña contó con buena difusión y sembró grandes esperanzas en la
ambición de democratizar la educación. Sus planes giraron en torno a la idea de
llevar a los sectores populares nuevos hábitos y costumbres relacionadas con
principios de higiene, estética, alimentación y nutrición; a la escuela se le
consideró como nervio central alrededor del cual se organizaron las actividades
culturales, estrechando así los lazos entre comunidad y escuela. Este proyecto
consistía en una idea importada del concepto hegemónico de higiene y belleza
extraídos de la moderna Europa. A pesar de ello muchas de las personas no
tenían acceso a la educación por lo que estas
modificaciones, orientadas a funcionar sobre la sociedad, se llevaron a
cabo gracias a la implementación de cartillas, manuales y reglamentos que
dictaban la conducta y el comportamiento; en el mismo sentido
se promulgaron leyes y directrices cuyo objetivo fue sanear el espacio, las acciones y las rutinas de los habitantes más pobres de Bogotá.
Para esta época a 1948 es creada la universidad distrital francisco José de
caldas, ampliando la capacidad para educar a jóvenes de más bajos recursos en
profesionales sumándose a la ya existente Universidad Nacional(1883) y a la
recientemente creada universidad pedagógica (1927).
La última parte del siglo XX se caracterizó por
las numerosas crisis políticas, sociales y de índole económica que afectaron a
la educación en general y a la universidad pública, en particular. Si bien se
establecieron planes gubernamentales, se ampliaron cupos, sedes y jornadas, se
abrieron carreras de toda laya, y el analfabetismo se redujo sustancialmente, también
se recortaron los subsidios estatales, a la par que avanzó la agenda
privatizadora global, la calidad bajó, proliferaron las universidades de
garaje, decayó el movimiento estudiantil, aumentaron los costos de las
matrículas, y la educación intermedia de carácter tecnológico se convirtió en
una alternativa frente a la formación tradicional que exige más años de
estudio. La educación en Bogotá entonces estuvo dirigida hacia los procesos de
producción, debido a la creciente industrialización de la ciudad con la que se requería más obreros técnicos
que impulsaran este crecimiento.
Finalmente durante el gobierno de Cesar Gaviria
se constituye la constitución de 1991donde se logra proclamar que la educación
sea un derecho fundamental para todos los Colombianos. Más adelante en 1994 se
establece la ley 115, en la cual se establece una ley general de la educación,
a partir de la cual se van a regir los planes de gobierno de los alcaldes
bogotanos. A partir de este momento la educación toma lugar con un carácter
obligatorio y gratuito, y los alcaldes intentan aumentar la cobertura en todas
las localidades de la ciudad. Los resultados muestran que La
cobertura bruta alcanzada en el sistema educativo fue de 98.6 %”(Secretaria de
Educación, estadísticas del sector educativo de Bogotá 2005 y avances 2006).
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